Listo, ya está todo listo para la hecatombe.
Ya me veo venir los tsunamis de revistas atacando las costas del mundo.
Hordas de compradores furiosos al enterarse que la tirada no es suficiente para la demanda cortan calles, generan caos, peleas callejeras, incendios.
La fuerza policial actúa, pero son forzados a plegarse a los reclamos o morir.
El ejército no llega a tiempo para evitar la masacre: quienes tienen la revista son brutalmente despedazados y ejemplares ensangrentados pasan de mano en mano, hasta que prácticamente se deshacen entre los dedos.
Para cuando los ejércitos del mundo llegan a las ciudades, ya es tarde, porque no quedan ya ciudades a las que llegar, sólo vastísimas superficies devastadas, ruinas ensangrentadas y negras de lo que alguna vez fueron ciudades.
Ya me veo venir los tsunamis de revistas atacando las costas del mundo.
Hordas de compradores furiosos al enterarse que la tirada no es suficiente para la demanda cortan calles, generan caos, peleas callejeras, incendios.
La fuerza policial actúa, pero son forzados a plegarse a los reclamos o morir.
El ejército no llega a tiempo para evitar la masacre: quienes tienen la revista son brutalmente despedazados y ejemplares ensangrentados pasan de mano en mano, hasta que prácticamente se deshacen entre los dedos.
Para cuando los ejércitos del mundo llegan a las ciudades, ya es tarde, porque no quedan ya ciudades a las que llegar, sólo vastísimas superficies devastadas, ruinas ensangrentadas y negras de lo que alguna vez fueron ciudades.
Quizá sea una suerte que la revista no se venda aún en Buenos Aires.
Un fuerte abrazo
Un fuerte abrazo
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